jueves, 24 de noviembre de 2016

Claves para el desarrollo del trabajo universitario

En este texto hemos ahondado la cuestión del trabajo universitario y los distintos métodos que debemos emplear para realizarlo de manera eficiente.
Para comenzar nuestro trabajo, debemos organizar nuestras referencias, y para ello debemos empezar preguntándonos qué debemos leer. En este punto debemos atender las distintas recomendaciones que podamos tener de profesores o compañeros, así como los apuntes tomados en clase y, sobre todo, la bibliografía recomendada de la asignatura que estemos tratando.
Si contabilizamos todos los datos que podemos obtener, la cantidad de información puede hacerse interminable. Por tanto, debemos tener en cuenta una selección de estos. Por ejemplo, saber con qué textos comenzar, el cual sería el libro más reciente y que además ofrezca una visión global del tema (si no se tiene conocimiento previo de un documento concreto).
No obstante, la información puede seguir resultando demasiado cuantiosa, y debemos tener en cuenta distintas técnicas de lectura, las cuales ayuden a optimizar el tiempo buscando las ideas principales que se expongan en cada documento. Una buena técnica sería la abstracción de las palabras y expresiones clave, así como leer las primeras líneas de cada párrafo, las cuales suelen resumir lo que se va a exponer en el mismo. Sin embargo, estas técnicas no siempre son eficaces, ya que hay que tener en cuenta que no se pueden utilizar si el texto a analizar es literario o se está exponiendo en él una cuestión filosófica, en cuyo caso la argumentación es mucho más densa.
Sin embargo, las ideas que encontremos no hay que exponerlas de forma somera, sino que debemos emplear indicadores tales como "En primer lugar...", "Después...", etc. 
Por último, no hay que dejar de lado lo que hemos abordado al principio, que son los apuntes o las anotaciones. Estas, aunque hemos podido haber recibido numerosas indicaciones sobre como tomarlas, son absolutamente personales, ya que es el usuario el que decide qué ideas merecen ser apuntadas para tenerlas en consideración. Sea como fuere, las notas ayudan a resumir ideas y argumentos, clarificar la comprensión, etc. En resumen, que puedan ser identificadas con precisión y, un aspecto importante, dejar cierto espacio entre unas anotaciones y otras para añadir comentarios posteriores y referencias a otras fuentes.
A modo de conclusión, en la vida universitaria los trabajos a los que debemos hacer frente son una cuestión casi cotidiana. Por ello, la búsqueda adecuada de la información, así como su selección y anotación, deben ser lo más acertadas posibles, ya que en función de estos conceptos el resultado final será de más o menos calidad.

Bibliografía: Clanchy, J., & Ballard, B. (2000). Cómo se hace un trabajo académicoGuía práctica para estudiantes universitarios (2a aumed.). Zaragoza: Prensas Universitarias de Zaragoza.

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